Han pasado diez años desde la última vez que México y Estados Unidos se enfrentaron en un Clásico Mundial de Béisbol.
La noche del domingo jugarán en un Chase Field que seguramente estará reventar – ya se agotaron todas las entradas — y una audiencia televisiva nacional en FS1.
Preparen sus ojos y sus oídos en consecuencia.
“Va a haber muchas banderas, muchas matracas”, dijo el ícono del béisbol mexicano Vinny Castilla, refiriéndose a los ruidosos instrumentos favoritos de los fanáticos mexicanos. “No puedo esperar por ese juego. Va a ser increíble”.
Preparen sus ojos y sus oídos en consecuencia.
“Va a haber muchas banderas, muchas matracas”, dijo el ícono del béisbol mexicano Vinny Castilla, refiriéndose a los ruidosos instrumentos favoritos de los fanáticos mexicanos. “No puedo esperar por ese juego. Va a ser increíble”.
México lo ha logrado dos veces en tres encuentros del Clásico, incluido el enfrentamiento más impactante de la rivalidad hasta la fecha.
En el juego final de la segunda ronda en el 2006, una victoria estadounidense habría llevado al Team USA a la semifinal. El mánager estadounidense Buck Martínez tenía al legendario Roger Clemens en el montículo, con tres futuros miembros del Salón de la Fama, Derek Jeter, Ken Griffey Jr. y Chipper Jones, en la alineación titular.
Pero Oliver Pérez, entonces un joven zurdo de 24 años perteneciente a los Mets, abrió por México y desconcertó a los bateadores estadounidenses durante tres entradas en blanco. Jorge Cantú impulsó dos carreras contra Clemens, quien cargó con la derrota.
Resultado final: México 2, Estados Unidos 1.
Gil, un jugador de cuadro de aquel equipo mexicano del 2006, dijo que el impacto de la victoria fue “enorme” … y aún perdura.
“Eso hizo que muchos fanáticos de los deportes en México se convirtieran en fanáticos del béisbol”, indicó.
Michael Young, siete veces convocado al Juego de Estrellas, era el primer bate del equipo de EE.UU. en Anaheim esa noche. Ahora forma parte del cuerpo técnico estadounidense que lidera el manager Mark DeRosa. Young planea hacer referencia al dolor de aquella derrota en sus conversaciones con los jugadores de la selección estadounidense antes del encuentro del domingo.
“Recuerdo que estaba tan [molesto] como lo he estado alguna vez en un juego de béisbol”, dijo Young. “Ya habíamos jugado varias veces para ese momento, pero ninguno de nosotros estaba preparado para jugar béisbol de ese nivel. Estábamos acostumbrados a una serie de tres juegos o una serie de siete juegos en la postemporada. Estábamos teniendo problemas para batear como un equipo. Había un talento increíble. Pero de un golpe, parpadeamos, y el juego había terminado. Estaban celebrando. Jugaron un gran béisbol.
“Recuerdo que fui al clubhouse, di un vistazo y pensé, ‘Esto no debió haber pasado. Este equipo es demasiado bueno’. Hasta el día de hoy, 17 años después, me afecta. Todavía me afecta. Pero así es la competencia. En verdad nunca lo superas”.
El resultado definió tres narrativas que duraron por años: Japón, y no Estados Unidos, avanzó a la semifinal y se coronó en la primera edición del Clásico; EE.UU. esperaría otros 11 años para ganar el oro; y México demostró que era capaz de superar a su vecino al norte, y lo volvió a hacer con un triunfo por 5-2 en el Chase Field en el Clásico del 2013, en el que EE.UU. nunca llegó a tener la ventaja.
Siete años después de la derrota, Young recibió una invitación inesperada para jugar por México en el Clásico del 2013. Young nació en California, pero su madre, Anna, es 100% de origen mexicano. La selección estadounidense también le ofreció a Young en puesto en su roster en aquella ocasión. Al final, Young decidió permanecer en los entrenamientos primaverales con su nuevo equipo, los Filis de Filadelfia. Reconoce ahora que le hubiese sido difícil cambiar de uniforme y jugar por la selección que cortó su sueño de un título en el Clásico del 2006.
Rowdy Tellez tiene una historia parecida que lo llevó a elegir otra selección para el torneo este año. Como Young, Tellez nació y se crio en California. Como Young, Tellez tiene raíces mexicanas. Gil le ofreció a Tellez un puesto en la selección mexicana después de una campaña 2022 en la que el cañonero empalmó 35 cuadrangulares por los Cerveceros de Milwaukee.
Tellez aceptó. El miércoles, vistió orgullosamente el uniforme verde y blanco de México para las prácticas de bateo en el Goodyear Ballpark. Pensó en su abuelo, John, quien nació en México y era hijos de padres que cultivaban remolacha. John jugó beisbol invernal en México y llevó su amor por el béisbol con él cuando emigró a Estados Unidos.
“De ahí es mi familia”, dijo Tellez al preguntársele sobre el significado de la camiseta que tenía puesta. “Es bien grato ser parte de México y jugar con ellos”.
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