En México, con otra generación perdida por el abandono de la educación, lo que viene es una crisis de salud pública por drogas sintéticas.
El gobierno de Estados Unidos no ha tomado en serio la crisis de salud derivada del consumo de drogas sintéticas que ocasiona 300 muertes al día, con precursores chinos y fabricadas en la Ciudad de México.
Todo se les va en culpar a los cárteles mexicanos que exportan fentanilo, y en México se culpa a los consumidores estadounidenses.
Ambos tienen razón, pero la lucha verbal no ataca el problema que muy pronto trastocará la salud pública en México.
Vea este breve video tomado en Filadelfia, donde hay permisividad hacia las drogas duras:
https://www.elimparcial.com/el_barrio_zoombie_de_filadelfia-vf20220816mp4.html
Es apenas una parte del trabajo del youtuber Kim Gary (uno de los cuales tomé de El Imparcial) que nos muestra lo que ocurre ahora en las calles de esa ciudad, y en las de California, Washington, Virginia, Óregon…
Eso que usted vio, va a llegar a México.
Después de compartir esos videos con un liberal de cepa, Federico Reyes Heroles, le pregunté si legalizar era la solución.
“Soy liberal, pero considerar la destrucción comunitaria una libertad, me parece un contrasentido”.
La periodista Tania Aguilar, de El Financieo, publicó una amplia y documentada nota en la que señala que una dosis de fentanilo cuesta en las calles de Estados Unidos menos de dos dólares.
Una dosis es algo así como dos granos de sal, explicó la reportera. Con un poco que se pase el microgramaje, el desenlace es fatal.
En México la cocaína es un producto de ‘lujo’, por lo caro, y jóvenes de escasos recursos se drogan con cemento o sustancias de bajo costo.
Viene algo peor: el fentanilo, barato y letal, que además se fabrica en México con los precursores que llegan de China a los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas.
Con un kilo de fentanilo, señalan los entrevistados a Tania Aguilar, se pueden producir un millón de dosis, mezcladas con los residuos de otras drogas.
En Estados Unidos el crecimiento de muertes por drogas va en aumento. Hay 22 muertos por sobredosis por cada 100 mil habitantes (el mismo porcentaje que las muertes violentas aquí en Colombia).
De las 107 mil muertes al año por sobredosis de drogas en Estados Unidos, 64 mil 178 son por fentanilo.
Eso es lo que llegará a México muy pronto, donde se producen las drogas sintéticas, y hay un enorme mercado potencial para ese producto a bajo costo.
México carece de una política de prevención contra las drogas.
También carece de política educativa. Los jóvenes de escasos recursos tienen cerrado el horizonte para su desarrollo intelectual y profesional. Su presente y porvenir es la frustración.
Tampoco hay combate frontal a los grandes cárteles que están envenenando a jóvenes de Estados Unidos y México. Al contrario, los narcos son operadores del gobierno en el único terreno que a éste le preocupa, el electoral.
Estados Unidos tampoco tiene una campaña nacional, permanente y masiva contra el consumo de drogas. Desde que Barry McCaffrey dejó de ser el zar antidrogas, se acabó la batalla de prevención en las escuelas y en las familias.
Les resulta más fácil, y electoralmente rentable, culpar a México.
Entre a YouTube y vea el trabajo de Kim Gary. Son horas de videos que nos muestran mucho más que jóvenes que inhalan o se inyectan sustancias en el brazo, en el cuello, entre los dedos de los pies.
Lo que nos muestran es la decadencia de Estados Unidos.
Están inundados de drogas sintéticas.
Ocurre a pesar de que la DEA reportó decomisos récord de fentanilo, equivalentes a 5.4 toneladas del precursor sintético en 2021.
La Evaluación Anual de Amenazas Globales 2021, elaborado por el Directorio de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, describió en abril pasado a los cárteles mexicanos como dominantes en el contrabando de cocaína, fentanilo, heroína, mariguana y metanfetamina hacia Estados Unidos.
“Los cárteles mexicanos producen heroína, mariguana y metanfetaminas en México, y obtienen cocaína de sus abastecedores en Sudamérica. Ciertamente tendrán avances en producir fentanilo de alta calidad este año, utilizando precursores químicos procedentes de Asia”, sostiene el reporte.
La DEA consideró a los cárteles mexicanos como “la más grande amenaza de tráfico de drogas” a Estados Unidos.
“Los cárteles controlan la mayor parte del mercado de las drogas de Estados Unidos, han establecido variadas rutas de transportación, han avanzado sus capacidades de transporte y tienen fuertes conexiones con grupos criminales y pandillas en Estados Unidos”.
Cierto. Pero más allá de culpar a México, ¿dónde está la ofensiva contra el consumo y sus causas estructurales en Estados Unidos?
Es una crisis de salud pública y una crisis de desigualdad.
Las comunidades marginadas consumen las drogas más baratas, peligrosas y con menor control de calidad, como las píldoras sintéticas con base de fentanilo.
A diferencia de la epidemia del crack que devastó a comunidades negras y latinas urbanas, ahora afectan a comunidades blancas.
Se trata de gente del medio oeste, donde han perdido sus empleos a causa de la globalización y el libre comercio. O rurales, donde han desaparecido decenas de miles de puestos de trabajo –como en minería– debido a la transición a energías limpias.
Desde luego el libre comercio y las energías limpias son positivas y esos empleos han sido reemplazados por otros que demandan mayor calificación.
Pero, ¿y qué hacer con los que carecen de estudios y preparación?
No hay respuestas suficientes.
Lo que sí hay es frustración y drogas poderosas a un dólar la dosis.
Y en México, con otra generación perdida por el abandono de la educación, lo que viene es una crisis de salud pública por drogas sintéticas.
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