23 noviembre, 2024

Noruega, país rico y noble, fungiría como mediador

De confirmarse, la Ciudad de México sería sede de las negociaciones entre las dos caras políticas de Venezuela, donde Noruega, uno de los 20 países con mayor índice de paz en el mundo, fungiría como mediador.

No sería la primera vez que el país nórdico actuara como mediador de un conflicto mundial, lo ha hecho previamente en América Latina con Colombia, entre el Gobierno y las FARC, en 2012; en Guatemala, en los 90s, y en Asia, con el conflicto entre Palestina e Israel, lo que culminó con el histórico apretón de manos entre el líder de la Organización para la Liberación Palestina, Yasser Arafat, y el primer ministro israelí, Yitzahk Rabin.

Noruega, fungiría como mediador

También intervino en el conflicto de Sudán y Sudán del Sur, en África, durante la primera década de los 2000, además de ser partícipe en otros seis procesos de paz, y de brindar ayuda financiera a diversos países.

El que Noruega actúe como mediador se debe a su participación activa en los acuerdos de paz de Oslo durante la década de los 90, lo que construyó una narrativa de paz en torno a la nación. Además, su política de neutralidad y estabilidad económica dan confianza a los diferentes gobiernos del mundo.

Ubicado al norte de Europa, el país escandinavo comparte fronteras con Suecia y Dinamarca, y ha sido el país número uno, durante casi una década, en cuanto al Índice de Desarrollo Humano, según los estudios realizados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo(PNUD).

Con una población de 5 millones 328 mil habitantes, Noruega tiene uno de los sueldos promedio más altos en el mundo, y es que su economía lo posiciona como el tercer país más rico, alcanzando un PIB per cápita de 74 mil 650 dólares. Sus principales actividades económicas son la producción de gas natural, petróleo, maquinaria y pesca, aprovechando sus grandes fronteras con el mar.

Noruega tiene una monarquía constitucional, que le da poder Ejecutivo al rey Harald V, y Legislativo a un Parlamento popular, representado por la primera ministra Erna Soldberg.